Para
ser altavoces de tu Palabra, allá donde, tal vez, no seas conocido;
en
aquellos rincones donde, tal vez, seas despreciado o ignorado.
¡No
somos dos, Señor! ¡Somos muchos más!
Pero, no siempre, tenemos el valor
suficiente: para dar razón de tu presencia
y para ser tus testigos con
todas las consecuencias.
¡Ayúdanos, Señor, a ponernos en camino! Sin más amparo que el ancho cielo.
Sin más apoyo que tu Espíritu. Sin más riqueza que la Eucaristía.
Sin más aliento que tu Palabra.
AQUÍ ESTAMOS, SEÑOR!
Para
ser reflejo de tu amor y de tu paz, llevando al mundo esperanza e
ilusiones
a los hombres que no la tienen.
Aportando coraje, donde exista
debilidad y caridad donde surja la pobreza.
Tu Reino, donde reine la
injusticia y tu vida, donde hable demasiado la muerte.
AQUÍ ESTAMOS, SEÑOR!
RECOMENDACION:
ResponderEliminarEl P. Horacio Bojorge trata temas muy interesantes que son una valiosa herramienta para nuestro crecimiento personal y familiar.
Este es su Blog:
http://elblogdelbuenamor.blogspot.mx